sábado, 5 de julio de 2014

Evocación a una mirada perdida

Se apagaron los soles, desvanecidos en el ocaso.
Te resignaste a perder, a creer que era mejor no haberlo intentado,
que haber amado.
Mejor que haber llorado cada noche ausente de caricias,
acurrucado en tu cama con esperanzas vacías.

El insomnio desviste tus recuerdos, recordando.
Cuando temblando, abrazaste mis miedos sin escucharlos.
Cuando en medio de tus lazos, de mí se apoderaron.
Encarcelaron la desidia y su fortuna,
y liberaron la pasión en delirio sangre:
Desbordaron un río por el que ya no corre tu nombre.

Delirio sangre.
Que ahora se evapora ante otros ojos,
y lo respira otro anhelo profundo.
Delirio sangre, besado por la exquisita poesía
de un aliento ferviente,
de una voz que en mi cuello se pierde.

¿Te habrás dado cuenta?
¿O no todavía?
De que el amor no espera,
ni se le espera.
De que si se busca,
en medio de la oscuridad, a tientas,
sólo se encuentra su risa fría,
su descaro hiriente.

Espero te des cuenta;
que no abraces mi ausencia.
Que a ciegas reveles tus miedos,
que te guíen al deseo de tu esencia.
Espero no pierdas la calma,
porque cuando el amor escapa,
ni el más desolador lamento,
ni un llamado en medio del tormento,
lo traen de vuelta.

Espero que esta noche, de entre tantas noches,
acurrucado en tu cama, lo entiendas;
y ya no dejes la luz encendida,
y ya no dejes la puerta abierta.

Hola (:

Hace unos días empecé a mover estas palabras a un nuevo lugar, y también a escribir nuevas por allá. Así que, si me quieres seguir leyendo, ...