domingo, 21 de diciembre de 2014

Visita inadvertida

Me persigues como el recuerdo de la casa donde vivía.
Lugar que ahora visito sólo por fuera,
donde habita otra silueta, sé que ya no está vacía.
Y mirándote, me intriga el presente.
Y me pregunto qué habrás hecho con cada cuarto,
donde cada pared era mía,
donde cada noche yo apagaba las luces y el miedo no existía.
Pero quisiera saber si ahora,
estando tras estas rejas que crecen día con día,
queda de mí algún color todavía.
Algo que te recuerde a qué sabía tu vida con la mía.
Algún sabor cercano a la melancolía,
al deseo intenso y a las caricias fundidas.
Una sombra paralela y ajena, aunque sea,
del laberinto inmenso del que hoy,
en mi soledad, aún no encuentro la salida.

sábado, 20 de diciembre de 2014

Perdón

Gracias al pequeño milagro
de detener el tiempo
para pensar un momento.
Para cambiar de opinión.
Para abrir los brazos.
Para decirte adiós.
Para tomar otra decisión.
Para pedir perdón
por aceptar cualquier otra cosa
distinta al amor.

martes, 9 de diciembre de 2014

Tu compañía

Gracias por estar aquí.
Por abrir ventanas en mis paredes,
lograrte colar por ellas y hacerte presente.

Gracias por venir cada noche a besar mi frente.
Por arrullarme en silencio y acariciar mi cuello.
Por escuchar mi recuento del día y sus desperfectos,
mientras sonriendo, soplas viento en mi cabello.

Gracias por apagar las luces y encender la calma,
por hacerme saber que volverás mañana
sin tener que prometer nada.
Por recostarte aquí, junto a mis espacios descubiertos,
por llenar la que sin ti sería
poco más que una habitación vacía.

Gracias por aferrarte a lo poco que de mí queda,
justo antes de perderme en esa realidad paralela.
Gracias por dejarme flotar con ligereza
con la seguridad de tus brazos y tu presencia.

Agradezco que desaparezcas el miedo,
que mantengas mi respiración tranquila
en ese equilibrio imperfecto
tan similar a la gravedad del firmamento.
Que entiendas mis sueños porque estás dentro de ellos,
que leas tu nombre en tantas caras, en tantos besos,
y que no me cuestiones al respecto,
sabes que después llegarán mis argumentos.

No, no me quejo,
pero a veces te quedas demasiado tiempo.
Y no es que no quiera tenerte, 
pero ambos sabemos que cualquier amor hace mal en exceso.

Lamento que mis sentidos estén todavía ausentes
cuando temprano te levantas cada mañana.
Cuando te vistes de recuerdos e inicias tu vida,
mientras sigo durmiendo y el sol me acompaña.

Mis oídos se pierden del adiós no escuchado
que, junto con tus pasos, se irá flotando.
Pasos que vagamente recuerdo,
los que negará el suelo no haber soportado.
Al igual que mis manos, que quizás hayas tocado,
que inventarán fantasmas del calor de tu tacto.

Gracias por estar aquí,
por dejar tu esencia en el aire,
por dejar de ti cada parte.
Porque así cuando despierto, aún te siento.
Aunque ya no estés, 
aunque lleve siglos sin tocar tu cuerpo.
Aunque nada de lo que pasó anoche haya sido cierto.





Te sueño.


miércoles, 29 de octubre de 2014

Adiós

Quisiera no tener que contarte mi historia.
Omitir esta advertencia y seguir con otro plan,
ese que ninguno de los dos conoce pero nos llegará a convencer.
Quisiera no tener que explicarte lo evidente,
que nuestros ojos vieran los mismos colores
y apreciaran los pequeños detalles;
esos que no cuestan,
pero son los que más cuentan.

Quisiera que supieras que el amor no tiene condiciones,
que no nos limita ni nos pone restricciones.
Y que lo tenemos aquí, tan cerca,
que si valorarlo es un reto,
hacer que se quede requiere más que un intento;
es más que eso y a la vez no es nada.
Es dejar la mente en blanco y al corazón tomar color.
Es dejarte volar porque es la manera más sencilla de viajar.

Y así quisiera otras tantas cosas, que a la vez no son ninguna.
Mas si antes de que pienses en amor, tengo que recordarte mi dolor;
y si antes de herir, ya estás pidiendo perdón;
Tendré entonces que decir que mis ilusiones no están rotas,
que la decepción es sólo el principio de mi tristeza
en el argumento de lágrimas que aún no comienza.
Tendré que esperar a que entiendas,
que quizás ya no diga nada,
que no encontrarás más mi mirada.
Y que volaré a otros cielos,
donde el amor en que vuelo tenga dos alas.
Y antes de que se pierdan las palabras,
Me voy.












domingo, 19 de octubre de 2014

Solución temporánea

He encontrado una solución temporánea
que, si bien no es mi salida exacta,
ni mucho menos lo que buscaba;
es similar a la tranquilidad y al agua clara.
A una superficie que no tiembla,
que permanece intacta.

Pero en la profundidad de esas aguas
se agita una ciudad,
se escucha el tráfico.
Es escenario de dos transeúntes que cruzan por calles estrechas.
Que chocan y se miran, mas no se detienen, caminan.

Y así pasan su día, su tarde y su vida;
que podría ser de un desconocido, la tuya o la mía.
Donde el tiempo es un invento de quien no se imagina
un momento eterno o una vida que no termina.
Es creación de algún solitario masoquista,
que cuenta todos los segundos,
pero no recuerda ninguno.

Me acostumbraré a pasar sobre ese espejo de agua.
Negándome a mirar su reflejo y encontrar ahí mi mirada.
Porque de ser así, desataría el viento.
Romperían las olas y todo sería movimiento.
Recordaría entonces que jamás hubo calma,
que soy parte de esa ciudad que nunca calla.
Que me sofocan sus minutos pero me alimento de ellos.
Y que en medio de nuestros trayectos,
apenas encontramos el tiempo
para ser esos dos que chocan y se miran, mas no se detienen:
Caminan, caminan, caminan...
Y se olvidan.


viernes, 17 de octubre de 2014

Espero

No te mentiré.
Mientras vuelo siento algo de miedo.
Espero que en cualquier momento lleguen nuevos vientos y nos lleven a otros cielos.
Y que entonces sea sólo el sol el que me hable de tus alas,
de lo que esquivan y del aire que abrazan.
Y que estemos tan lejos,
que mi noche sea tu día y mi día tu noche.
Mas espero que aún nos visiten las mismas estrellas,
que permanezcas inmóvil y las escuches.
Que te cuenten las historias que escribimos para ellas bajo sus luces;
interpretando sus silencios, sintiéndonos parte del firmamento,
cuando estuvimos juntos alguna vez en el suelo.

jueves, 17 de julio de 2014

Preludio

Quizás hemos estado siempre en el mismo lugar.
En la indecisión de dar un paso al frente
y aceptar la insistencia del presente.
Donde se agotan las salidas,
donde el disimulo y la coincidencia se liberan finalmente,
apartando la desesperación vacía,
dejando a solas tu mirada en la mía.
Descubriendo el sarcasmo de esta bella mentira
que se muere por no ser creída,
pero quiere ser el punto de partida
a la perdición que ya estaba escrita.

Con paciencia, y también sin ella,
he descubierto que cada laberinto dibujado en tus labios
me conduce a tu boca.
Y otras veces, para mi trágica suerte,
me he perdido entre números,
tus ojos y mi mente,
entre tus lunares y la idea de perderte.
Esa, tan insoportable siempre,
tan ilógica como nuestra conversación ya sin aliento,
sobre el dulce silencio que encierra un inevitable encuentro.
Que es precedido por el magnético acercamiento
de rodearte con mis brazos que, en vez de manos,
terminan deslizándose en escalofríos,
sobre la textura más suave que jamás hayan recorrido.

Porque ya no es cielo, ya no es firmamento,
es sonrisa que no obliga pero tampoco invita.
Porque sólo me recuerda que ya es mía,
y que después de cada caricia se asoma en su sinceridad,
con su brillo inherente, sólo para volverse a ocultar.
A perderse en el tiempo que dure la ausencia
de nuestras miradas que parecen dormir,
que comparten el mismo sueño despierto
en el que las palabras no tienen nada que decir.

Porque no ha habido ni habrá otra cosa como tenerte,
en esta oscuridad donde irremediablemente logré quererte.
Con la seguridad de que regresará la concordancia
de dos seres que se detienen a contemplarse en el momento.
Ya sin obsesiones y sin poner más pretextos,
a entregarse por completo y sin dejar espacio entre sus cuerpos,
a despojar la duda por si el destino se retracta,
a tan sólo un beso de distancia.

sábado, 5 de julio de 2014

Evocación a una mirada perdida

Se apagaron los soles, desvanecidos en el ocaso.
Te resignaste a perder, a creer que era mejor no haberlo intentado,
que haber amado.
Mejor que haber llorado cada noche ausente de caricias,
acurrucado en tu cama con esperanzas vacías.

El insomnio desviste tus recuerdos, recordando.
Cuando temblando, abrazaste mis miedos sin escucharlos.
Cuando en medio de tus lazos, de mí se apoderaron.
Encarcelaron la desidia y su fortuna,
y liberaron la pasión en delirio sangre:
Desbordaron un río por el que ya no corre tu nombre.

Delirio sangre.
Que ahora se evapora ante otros ojos,
y lo respira otro anhelo profundo.
Delirio sangre, besado por la exquisita poesía
de un aliento ferviente,
de una voz que en mi cuello se pierde.

¿Te habrás dado cuenta?
¿O no todavía?
De que el amor no espera,
ni se le espera.
De que si se busca,
en medio de la oscuridad, a tientas,
sólo se encuentra su risa fría,
su descaro hiriente.

Espero te des cuenta;
que no abraces mi ausencia.
Que a ciegas reveles tus miedos,
que te guíen al deseo de tu esencia.
Espero no pierdas la calma,
porque cuando el amor escapa,
ni el más desolador lamento,
ni un llamado en medio del tormento,
lo traen de vuelta.

Espero que esta noche, de entre tantas noches,
acurrucado en tu cama, lo entiendas;
y ya no dejes la luz encendida,
y ya no dejes la puerta abierta.

viernes, 13 de junio de 2014

Abismo


(Mientras lees, te recomiendo escuchar:)





No sé quién piensas que soy.
Y realmente, pienso que no lo sabes;
porque yo tampoco sé hacia donde voy.

Mientras mis latidos cuentan las opciones,
puedo dejar de pensar y elegir la peor.
Puedo fingir bajo el riesgo de no vivir
por temor a cometer un error.
Puedo estar a un paso de perder la razón,
y después alejarme, con tal de no llamarle amor.

No, no sé quién piensas que soy.

Yo también he saltado al abismo.
Me han mirado a los ojos y he quedado así:
como un sentimiento desnudo,
al que sostienes en un suspiro profundo,
y dejas ir, regresando siempre aquí.

Aquí.
A este lugar del que tanto me cuesta salir.
Al que le sonrío para recordarme lo que se siente ser feliz;
para mantenerme lejos de él, de ese vacío inerte,
donde la luz no me llena, el fuego no me quema, pero el silencio hiere.

Necesito encontrarme así, vulnerable.
Resignarme a la idea de pertenecer a esa libertad dominante.
Que me grita con una sinceridad constante
que no hay otro cielo mejor que besarte.
Que mi fragilidad entre tus brazos,
toma valor y se corporiza delirante.
Y que, súbitamente, podría volar hacia cualquier parte.
Porque ya no pertenezco, soy un recuerdo errante;
que no espera ni anhela, pero ansía volver a encontrarte.

No sé quién piensas que soy.
Pero, realmente, pienso que ya lo sabes,
porque yo también tengo miedo.

Y cayendo, me aferro a lo que encuentro sin saber qué es.
Creyendo, desde el centro del deseo de que seas .
Tú.
Quien también salte al abismo.
Quien me mire a los ojos y me haga quedar así:
como un sentimiento desnudo,
al que sostengas en un suspiro profundo,
y no dejes ir.



martes, 20 de mayo de 2014

Tormenta

A veces tengo miedo de no quererte.
De que ya no pasen más los años y el cariño no llegue, no nos llame, no florezca.
También me doy cuenta de que es inútil querer cambiar esa ley de atracción.
Intentar alterar el flujo de una confianza que está determinada a permanecer sentada, a observar.
A observar cómo el tiempo consume y erosiona la posibilidad de nuestro acercamiento.
Sé que no está en nuestras manos, porque esa posibilidad simplemente no está en ningún lugar.
Sé que no me quedará más que valorar el silencio, y quedarme sentada, a observar.
A observar las palabras y emociones que revolotean como una nube alrededor de tu cuerpo.
Esa nube que soplará violenta por días o meses, hasta que ya no estés, hasta que tu cuerpo se apague y no lo sigan más tus pies.

domingo, 18 de mayo de 2014

Evolvere

Es inexplicable cómo se transforman las cosas,
cómo pasa el tiempo y somos distintas personas.
Es apasionante, y a veces insoportable,  este cambio constante.


   Mira bien, descubre lo increíble que puede ser…
Cambiar de dirección, de color; iniciar una nueva conversación.
Cantar nuevos sonidos, crear relaciones y una propia estación.
Hacer tuyo un lugar, una emoción:
dejar las preguntas, ignorar las excusas y sentir el calor.


   Existen tantas oportunidades,
Tantas miradas en las que perderse para después encontrarse.
Somos luces que duermen en la oscuridad.
Somos latidos en silencio que se apagan en el tiempo.
Somos viento en un vuelo eterno sin justificación.
Somos abstractos y a la vez tan densos: somos evolución.                    

jueves, 10 de abril de 2014

L'alba

(Escucha mientras lees)








Me quedé dormida un par de horas.

Apareció tu sonrisa, más bella que en cualquier otra escena,
éramos sólo tú y yo en esa realidad alterna.

Y desperté con esta paz que llena, que con una caricia me levantó de mi felicidad indefinida, etérea.

Ahora es ya de madrugada. Y no sé bien si estoy cansada, o si mi corazón me engaña para dormir de nuevo y planear otro encuentro con tu mirada.

Para experimentar este calor que no se compara con nada.  Éste que ambos encontramos en la magia de contar nuevas historias combinando las mismas palabras.


domingo, 6 de abril de 2014

Trayecto

No quiero estar aquí.

    Siento el ambiente en movimiento y me doy cuenta de que no puedo salir. Ni ahora, ni antes: siempre he estado aquí.

    ¿Entender? Me es inútil formular nuevos argumentos, nuevas salidas. Querer extender mi juicio más allá del esfuerzo que hago por controlar mi respiración. No hay justificación.

     Escucho mis latidos que acompañan estas ganas incontenibles de gritar. El camino y mi vista se empañan con la tormenta que inunda mi garganta.  ¿Qué puedo hacer? En otro intento desesperado por comprender, pienso en mí, y recuerdo que no soy pequeña; pero en este momento me siento tan frágil, tan sensible...

    ...Sólo quiero huir. Escapar por un tiempo, olvidar cómo se cuentan los minutos; y así, no tener que regresar jamás... pero mi cuerpo sigue aquí, cerca del suyo.



    Habrán pasado otros cientos de metros hasta que quedamos mi mente y yo, en silencio.



    Aún no aprendo a leer su cariño irregular que se manifiesta en oleadas de desconcierto, que me quitan estabilidad y me hunden más de lo que podría explicar. Aún no aprendo a acostumbrarme, y espero nunca hacerlo. Porque si llegara ese día, tendrían que haberse apagado mis alegrías, tendría que haber aceptado mi dualidad: la que rechaza el dolor pero también ha hecho del sufrimiento un vicio. Quiero ser la primera, seré únicamente la primera.



    Agradezco entonces la soledad que me rodea, que me abraza mientras estallo en mi libertad, dentro de estas puertas que aislan los gritos del sentimiento.  Extrañaba sollozar al viento, desatar lágrimas que, aunque duelen, expresan en un idioma perdido que ahora que estoy sola, ya no tengo tanto miedo. Y el calor de mis manos me envuelve, conforme se aclara mi vista, mientras amanece frente al parabrisas.


domingo, 23 de febrero de 2014

Decidí no ser yo


Decidí no ser yo,
porque así es mejor ignorarme, y a la vez, ignorarte.

Porque cuando no soy yo, quererte no es más que una idea distante.
Decidí no ser yo, para no tener que buscar ni armar nuevos pretextos para no mirarte. Pues estos otros ojos te miran indiferentes, sin encontrar ese brillo seductor en los tuyos como harían anteriormente.

Decidí no ser yo para eliminar tentaciones. Porque de esta manera, nada se derrite ni se transforma: los escalofríos se calman y las palabras entrecortadas se esconden.

Decidí no ser yo, para no tropezar con el conflicto de no saber si dejar de hablar o mejor besarte.

Decidí no ser yo como parte de este plan desesperado para no pensarte. Porque extrañarte todo el tiempo, a momentos tiende a volverse sofocante.

Decidí no ser yo para dejar en paz mis tantas preguntas sin respuesta. Para por fin sentirme endemoniadamente libre de tu recuerdo, de las caricias de tu aliento y de tus besos en el cuello.


Y por último, para ser honestos, decidí no ser yo para no tener que olvidar nada. Porque al no ser yo, los sentimientos que tengo sobre todo lo que cuento, me son ajenos. Decidí no ser yo para que seamos desconocidos de nuevo, para componer otra historia, y para que esta vez, quiera ser yo a cada beso y a todo momento.

miércoles, 29 de enero de 2014

Senza Senso

No deberías mirarme.

Fue un mal inicio desde el momento en que tus ojos me hablaron así, apagando las palabras de tu boca.

No deberíamos haber intercambiado nuestros nombres: penetrar en la vida del otro esperando algo magnífico. 

¿Fue especial? No me lo propuse. Soñar deja de ser divertido cuando la realidad se interpone. Y disculpa que no te hablara directamente, que me alejara y no escuchara atentamente. Pero me es imposible hablarle a una mirada ya perdida, ya rendida. A una mirada enamorada de quien no conoce, no siente, ni comprende.

Si quisiera, podría. Pero enamorarme de alguien que pretende dos amores, es tan absurdo como aparentar que el cigarro no mata, que el corazón no late, que el tiempo no se acaba. 

Perdona las inconveniencias de este desafortunado romance, donde nunca hubo sentimiento más puro, que la indiferencia de su desenlace.



Hola (:

Hace unos días empecé a mover estas palabras a un nuevo lugar, y también a escribir nuevas por allá. Así que, si me quieres seguir leyendo, ...