miércoles, 11 de noviembre de 2020

Regresar


Es difícil describir
la emoción que me llevó hasta allí.
Que al cruzar el umbral, 
apretó fuerte mi mano,
me llenó de valentía y me dejó ir.


Se congeló el aire un momento
y la realidad se apoderó de mí.


Reconocí los colores,
el olor a cigarro inundaba el espacio;
sus dimensiones se sintieron pequeñas
y yo no cabía muy bien en ellas.

Su voz tan familiar,
la luz de siempre.
Esa sonrisa que aún es nueva,
a la que ya no alcancé a darle una de vuelta.

En cada esquina,
y colgando de los muros,
y apenas oculta tras la puerta entreabierta,
sentía una presencia cercana
que aunque invisible,
mi cuerpo tocaba.

Sin poder escapar más,
era inevitable no mirar:
mis ojos encontraron otro par
idéntico al mío tras el cristal.
Y el agua helada en mis manos
se deslizó con suavidad en un río de paz.

Sentí lágrimas queriendo abrazar
a la que fui hace un par de inviernos,
a la que ahora vive en recuerdos.
Y le sonreí sincera al espejo,
con la confianza de haber hecho lo correcto.
Mirando al fantasma de una promesa abierta,
con la ilusión en pausa,
que esperaba mi regreso con ansias,
para sentir que todo está en calma.
Que el peso ya se lo llevó el tiempo,
y que el amor ya sigue su curso sobre mares nuevos.

Y tras cerrar la puerta,
volví de la fugaz despedida.

Y con cada risa
casi olvidé que alguna vez había
intentado comenzar una cuenta regresiva
para adivinar cuánto tardarían en llegar
la felicidad que acompaña la locura,
la libertad de las heridas cuando se curan,
la tranquilidad que nos llena al suspirar.
Al sabernos con toda seguridad
de que estamos en el momento correcto,
en el justo y preciso lugar
donde hoy debemos estar.




... qué lindo fue regresar.
3:20 am
09/11/20'



viernes, 23 de octubre de 2020

Aunque aún no sea viernes.


Nunca antes me había incomodado el silencio.
Ni el mío ni el tuyo.


Tal vez es el suyo.


Es el sentir desbordarme en todas direcciones,
sin muros que me contengan,
que me sostengan.
Que lejos de abrazarme, 
se vuelvan paredes ciegas.


Espacios chiquititos.
Donde si no entra mi corazón,
mucho menos la razón.

Y me ahogo en las ganas de escapar,
de gritar,
de reír y cantar.
De llorar hoy y, si quiero, también mañana.
Aunque aún no sea viernes.

Para no lamentarme al día siguiente
el no poder desaparecer un instante
para volver a sentirme brillante,
creativa y valiente.

Entre colores que inspiran a pensar diferente,
A cerrar los ojos para imaginar algo "menos prudente"
y traerlo a la realidad.
Y en vez de demostrar, dejarlo volar.

Porque hay más cielo que suelo
y menos noches que sueños
como para no detener el tiempo
y sólo ser yo de nuevo.


( -Mesa para uno?)

23/10/20'


(Porque también se ama cuando se deja marchar,
así como hay batallas que no vale la pena luchar.)

lunes, 27 de julio de 2020

El último beso


No.


El último beso
no me supo a despedida, no.

El último beso me supo a alegría.
Al sol colándose entre las pesadas cortinas.
Al aire de nuestra fragancia.
Al calor que se siente sin que las mantas hagan falta.

Me supo a acariciar tus largas pestañas.
A tus palabras diciéndome lento
que con tan sólo respirar mi aliento
ya era como si me besaras.

Y es que ese recuerdo del último beso,
bien puede ser que lo confunda con el del primero,
o con el del tercero.
Con el que pensé que todo acabaría hace un invierno,
mas resultó ser otro hasta luego.

Y hasta puede ser que ese beso
no haya sido ese último que creo.
Tal vez sea ese que compartimos durante un sueño,
antes de despertar en el mismo mundo
pero con latidos nuevos.
.
.
.
Pero ahora que lo pienso,
ahora que ha pasado algo de tiempo,
siento que el último beso me supo a aceptar
que esta vez, entre el dolor, dulce adiós y olas de sal,
así sabe el final.




Escrito de un 11 de diciembre del 2019 al 27 de julio del 2020.



lunes, 2 de marzo de 2020

Estado constante


Que nos siga queriendo el amor,
cada día y cada hora.

De enero a diciembre,
de domingo a sábado (y por favor, más los lunes).

Antes de despertar,
de salir de la cama
para cubrirnos de ruido y de ciudad,
antes de que suene la alarma.

Ahí, desde una alterna realidad,
casi a punto de caer,
en la incertidumbre de no saber
si son las siete o las seis
ni mucho menos qué día es.

Que nos siga sonriendo el amor,
que nos recuerde que somos valientes
y que enamorarse puede ser un estado constante
que no requiere de momentos especiales para expresarse.

Que no pide promesas ni compromisos tan grandes.
Porque de vez en cuando a todos nos hace falta
dormir juntos para compartir las mañanas.

Y esta vez ya sin tantas palabras.

Porque antes de lo que uno espera,
lo que se da seguro regresa (siempre viene de vuelta).
Con un sabor que lo llena todo y nos deja un poco más locos.
Con tanta paz y a la vez con mucha más hambre, ¿sabes cómo?

Con mayor paciencia para llegar al siguiente capítulo,
pero igual y con ganas de cambiar de libro.

Quizá sólo por unas páginas,
sólo por quince minutos,
por las doce estaciones que quedan delante,
por lo que duran los besos o en lo que se olvida el recuerdo.

O quizá...



Septiembre 2019 - Marzo 2020

Hola (:

Hace unos días empecé a mover estas palabras a un nuevo lugar, y también a escribir nuevas por allá. Así que, si me quieres seguir leyendo, ...