jueves, 7 de febrero de 2019

in tranquilidad


Quiero seguir escuchando el sonido del silencio,
ya sea hasta que acabe la noche o hasta el fin del universo.
Ya no sé, lo que ocurra primero.

Quiero ir hasta el fondo del agujero que penetra como aguja constante mis oídos,
más allá de mis ojos, detrás de las ideas.
Torbellino de recuerdos, discusiones y pasos con desenlaces en blanco.

Y ahí, en la nada, empezar desde eso.
A pensar poco a poco en palabras más claras.
Siempre con errores, pero de esos que no se callan.
Que se escriben con la misma definición que las victorias,
que las justicias eternas;
que se reconocen en títulos de novelas y aparecen siempre en primera plana.

Y todo seguirá escribiéndose mientras todavía no se escucha otra cosa.
Donde ahora, a mitad de la noche y de la madrugada,
pareciera que así como nadie habita,
nadie siente nada.
Y entonces no hay posibilidad alguna de romper las ventanas.
De abrir los cristales, de sentir la lluvia y terminar empapada.
Unas cuantas gotas caerán antes de que mis ojos se percaten de lo fugaz que es el agua.

Pues para cuando despierte de este laberinto de realidad ya aceptada,
quizás no recuerde que por primera vez caminé la ciudad sin miedo a las tres de la mañana.
Que tuve la paciencia de esperar a que regresaran los fantasmas a compartir una última mirada.
A intercambiar palabras que sentí salir de mi boca pero no llegaron a emitirse fuera de mi garganta.

Y que así, sin esperanza,
perdí la última oportunidad de que supieran lo que me envuelve en noches así de estrelladas.
Al borde de diciembre, de noches heladas que abrazan para calentar
hasta los huesos de tanta soledad.


30/12/18'



Hola (:

Hace unos días empecé a mover estas palabras a un nuevo lugar, y también a escribir nuevas por allá. Así que, si me quieres seguir leyendo, ...