miércoles, 6 de enero de 2016

Secreto

Por las noches,
al apagar todas las luces,
sigo pensando en ti 
para también apagar el miedo,
para conciliar el sueño.

Pero eso no necesitas saberlo.

Esto no es un poema


Estoy cansada.
Hace mucho tiempo no lloraba tanto como lo he hecho en estas dos semanas; bueno, quizás sí, hace dos años. Ha sido complicado. Mi mente me odia (sin odiarme) ya bastante por jugar con ella, y se venga sin querer (porque no creemos en el rencor ni en la venganza), así que ella también juega conmigo.

Quisiera tanto poder encontrarme con quien fui hace casi tres años, para abrazarme a mí misma y pedirme perdón por no poder volar de nuevo. Pedirle perdón porque yo, como ella, lo intenté muy bien. O muy mal, porque tampoco creemos en eso de "intentar". Porque, al final de una batalla interna, ¿quién gana esa lucha? Y quien pierde, ¿qué pierde? Si es que algo le queda. 

Justo hoy pude olvidarme por unas horas de mí, de mis decisiones y de esta noche. Me recosté en el pasto y miré un avión atravesar las nubes. Y, a pesar de estar en el mismo cielo, un ave volaba lejos. Me pregunté quién sería más libre, si el ave o el avión; aunque ahora entre las opciones me incluyo yo. Pero dejaré esa y otras respuestas abiertas, porque esta libertad últimamente sabe mucho a sal, a batallas que jamás daré por perdidas y a limpiezas un tanto inútiles, pues no sé si van a sanar.

He estado recogiendo trozos de ilusiones y de un corazón roto desde hace unos días,  y no con la intención de unirlos, pero sí de tomarlos en mis manos, de recordar que son míos y de soltarlos al viento cuando me sienta lista para hacerlo. Espero de vez en cuando seguirlos respirando, porque mi sonrisa merece salir un poco más a ésta y a otras ciudades. Merece aparecer en las mañanas antes de desayunar o de ver otras caras.

"Merecemos más." "¿Cuánto es eso?" Me pregunta una voz cada que lo pienso. Y creo que merecemos todo lo que amamos, lo que nos ama y lo que soñamos. Y el día que podamos volar de este lugar a buscar una nueva libertad, nos van a sobrar alas. Quiero creer que merezco eso, junto con muchos más abrazos sinceros como el que acaba de darme mi hermano cuando comenzaba a escribir esto.

La vida es más que esta noche, que estas lágrimas, que las monedas que le ponen precio al carajo y hasta a lo que no sabe nada del dinero. Como sea, buscaremos una forma de ser felices mis inconformidades, mis sueños y la justicia que en mi corazón no ha muerto. Cada día haremos las cosas y dejaremos de lado los intentos.

Buenas noches,
aunque no sea la mejor forma de hacerlo.

Hola (:

Hace unos días empecé a mover estas palabras a un nuevo lugar, y también a escribir nuevas por allá. Así que, si me quieres seguir leyendo, ...