domingo, 18 de enero de 2015

Prisión voluntaria

Vivo libremente condenada
a esta vida de rima
de armonía que calma
que lo toca todo y no me quita nada.

Vivo así, a la expectativa.
De en cualquier instante por ella verme poseída.
De tener que interrumpir mi rutina
para dejarla salir, consentirle desnudar mi alma,
evitando la gravedad sin distorsionarla.

No te preocupes por la poesía, que no es mía.
Soy sólo su herramienta, su pincel.
La autora de obras que llevarán mi firma, pero yo no pinté.
Soy su puerta hacia la realidad,
a la codificación de sus turbulencias,
a la traducción de ellas.

Que no te sorprenda encontrarme enamorada,
presa de estrofas que me tienen encerrada,
buscando puertas, dibujando ventanas;
en medio de algunos labios, besando historias nuevas.
Provocando caricias que inspiren una noche eterna,
para derrochar con delicadeza la pasión que no espera.
Para hartarme de pertenecerle en mis horas más sinceras;
y si tengo algo de suerte, escribir otro poema.




A quien corresponda

Me he percatado poco a poco de lo que está sucediendo.
De que no todos los encuentros son tan ligeros.
De que algunos, en vez de comenzar en silencio, inician con un beso;
y de que no todos terminan propiamente en un hasta luego.

Te conocí en un beso y al mismo tiempo me fui perdiendo.
Me di cuenta de que una caricia fría,
no transmite vida; sólo alegrías vacías.
Y en medio de ese desconcierto, comencé a leerte.
A comprender lo que no leen los labios cuando oscurece;
a descifrar las palabras que por estar encerradas, sólo callan.
Que se condenan solas a su destino inminente,
tras noches erróneas de besos indelebles.

Y ahora, cuando escribo, espero escribir más como tú.
Haciendo referencia a alguna palabra que leí entre tus notas, tu boca o tu voz.
Busco que mis letras sean algo cercanas a algún poema que ahora lleva tu color;
a tus fotografías, a tus ideas y a lo que sé de ti.
¿Será que sé mucho de ti? No sé, pero me gusta pensar que sí.
Así como me gusta dejar en blanco el espacio de lo que piensas de mí.
Porque ya es tuya la confianza para dibujar en él con libertad.
Para guardar lo que quieras, sin importar qué sea;
de cualquier forma, no voy a entrar a descubrir.

He decidido quedarme aquí, con ésta caja vacía.
Que está abierta a todas las palabras, a tu sonrisa fortuita.
A encontrarse con tu mirada rodeada de historias,
para despejarme de cualquier duda y entrelazar la mía con la tuya.
Aunque dure un instante, y aunque intente alejarme,
tus huellas en mis hojas ya han logrado marcarse.
Ya son parte del otoño que dejará ramas secas,
el que observaré de lejos sin evitar recordarte.
Y que será tan mío, que tal vez se convierta en mi mejor obra de arte.



Hola (:

Hace unos días empecé a mover estas palabras a un nuevo lugar, y también a escribir nuevas por allá. Así que, si me quieres seguir leyendo, ...