jueves, 12 de mayo de 2016

Tráfico

No diré que te extraño
porque en realidad no lo hago.
Porque ya no sé muy bien quién eres,
y sé que tú tampoco me reconocerías
si me cuelo en tu mente,
si mi voz cantara tu nombre
o si mis dedos acariciaran tu frente.

Maduraron las ilusiones.
Empezaron a soñar con realidades recurrentes.
A diario me dictan una historia que ya no te contempla,
que se cansó de inventarte excusas, espacios blancos,
donde escribirías una tarde: "No dejo de pensarte",
que se escondiera en un  "¿dónde has estado desde ese verano?".

Y aunque no te extraño, quisiera encontrarte.
Pero ya no creo que exista un camino que siga tus pasos.
Sería un intento de llegar a quien creo que eres para vagar un rato,
para llegar a ningún lado.
Para perderme, para perderte; por días, semanas y meses.

Hasta que me encuentre una vez más
de camino a casa manejando.
Y cruces en silencio la calle del recuerdo
y me dejes aquí, mucho antes de que cambie la luz roja;
llevando mi corazón a un lugar lejano
donde sé que no estamos,
donde no hayan pasado los años,
donde pueda tocarte y besarte despacio,
donde jamás fuimos extraños.




2 comentarios:

  1. Ren, que alegría leer algo tan bueno y que se antoja tan desde adentro, tan profundo. Denota madurez y dureza sin perder ese anhelo del pasado. Muy buen texto. Abrazos.

    ResponderEliminar
  2. Aunque te cuento que no estoy muy segura de si uno se libera, revive o se condena un poco más al pasado cuando se usan fragmentos de historias para escribir algo. Tal vez es un ciclo inevitable.

    Muchas gracias, Rafa. Te mando más abrazos con mucho cariño.

    ResponderEliminar

Hola (:

Hace unos días empecé a mover estas palabras a un nuevo lugar, y también a escribir nuevas por allá. Así que, si me quieres seguir leyendo, ...