miércoles, 22 de julio de 2015

Rotación

Ya puedo sentirte aquí, besando mi frente.
Queriéndome sin distancias, sin pensar en el mañana.
Sintiéndome hecha para acomodarme ahí,
donde sea que estén ahora tus brazos sin mí.
En cualquier lugar donde podría mi voz bailar junto a la tuya
algunas de las palabras que repito en mi cabeza
por la mañana, por la tarde y cada noche:
siempre que no estás.

Hasta ese momento en que ya no tenga que esperar,
para lograr convencer a la razón de algo que no entiende el corazón;
porque él ya comenzó a sentir desde hace meses que era feliz
oyendo tu risa que no se deja de reproducir.

Y dentro de la imaginación, la verdad se ahoga de esperanza
junto con la indecisión: tengo tanto miedo de decir que no.
De no perderme en tu música que me canta al oído,
de salvarme de no caer en lo más profundo de tu mirada.
De no encontrarme con lo que buscaba,
mi espacio perfecto que tendré que dejar.
Al que podré querer mientras dure lo imposible,
con la necedad del tiempo, sin reproches,
como cada madrugada el día besa a la noche.
Cuando los ojos no miran y la pasión lo es todo
cuando se escuchan los silencios al unísono;
para hacerse uno solo antes de percatarse
de que su luz alumbra distintos polos.

Y la teoría, una vez más, habrá de manifestarse
tan inadvertida, casi perdida;
que al salir el sol por el horizonte,
nadie habrá visto a la luna alejarse.




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Hola (:

Hace unos días empecé a mover estas palabras a un nuevo lugar, y también a escribir nuevas por allá. Así que, si me quieres seguir leyendo, ...