lunes, 12 de octubre de 2015

Universo

Siento que despego.
Mi nave no lleva nombre pero no viajo sola.
Desde siempre he esperado este momento y quizás no lo supe nunca.
Y, aunque no sonrío, no siento miedo.
Es una emoción que lo supera todo,
que toma el lugar del aire en mis pulmones
conforme salgo de la atmósfera,
al perder de vista la Tierra.

Ya no sé si me acerco o me alejo de las estrellas.
Sé que me rodean, me gritan sus luces, brillan más alto,
acarician vacíos del fondo negro cada vez más despacio.
¿Qué pasará si no estoy lista para tocar una de ellas?
Si mis dedos se funden en su luz, si ya no recuerdo quien era
cuando mis pies tocaban el suelo,
cuando no sabía de tu existencia.

Pero ya sólo quiero pensar en eso, en que vuelo,
en que la gravedad es libre y que nada de esto es un sueño.
Y sin apenas moverme, al olvidarme de todo, floto al lado tuyo.
Cierro mis dedos alrededor de tu pelo,
mi respiro se frena en tu cuello.

Y dejo tus colores como último recuerdo
por si lo encuentro todo o si colapsa mi mundo.
Por si nace otra galaxia en sólo un segundo,
o si antes de eso nos volvemos nada.

Y si nos olvida el tiempo y ya no somos polvo
ni luz ni fuego, hidrógeno ni partículas de cielo;
que sea ahora, mientras te beso,
dentro de tus ojos, en medio del firmamento.






No hay comentarios:

Publicar un comentario

Hola (:

Hace unos días empecé a mover estas palabras a un nuevo lugar, y también a escribir nuevas por allá. Así que, si me quieres seguir leyendo, ...