Si quisiera olvidarte hoy,
tendría que olvidarte mañana,
y quizás por varias semanas.
Tendría que concentrarme
en pensarte menos,
en inventarte incierto;
desconectar tu nombre
de mis recuerdos.
Y, sinceramente, no creo tener el tiempo
para borrar tan pocos besos
y tus dedos en mi espalda.
Dejar sueños bajo párpados
y sábanas intactas.
Así que, tal vez, si me da la gana,
intente olvidarte otro día
o en otra vida:
antes de encontrarme tu mirada
o perderse tu boca en la mía.
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